Publicado: 16 de febrero de 2018

Fortuna 2.0

Hans Sebald Beham [CC BY 4.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/4.0)], via Wikimedia Commons

“La suerte puede ser definida como el resultado positivo de un suceso poco probable” (Wikipedia: suerte).

Por lo que deduzco que la mala suerte podría ser definida como el resultado negativo de un suceso poco probable.

Hace unos días me pasó algo bastante inusual al comprar un cartucho de tinta para una impresora, y al pensar que no es la primera vez que me pasa algo así me pareció divertido enumerar otros casos que me han acontecido, como muestra de que algunas personas tenemos un don especial para dar en una especie de diana oculta muy difícil de acertar.

Para empezar recuerdo que cuando tenía 13 años era el alumno número 13 en clase y el número 13 en el equipo de fútbol sala en el que jugaba, y eso sin ser portero suplente. Supongo que esto era premonitorio.

El primer caso que recuerdo de “mala suerte” con un aparato electrónico es el que me pasó con el monitor del primer ordenador que tuve cuando estaba en el instituto. Era un pentinum III a 600 MHz. Era un ordenador de sobremesa con su torre, monitor, teclado y ratón. Pues bien, el monitor al cabo de un par de meses empezó, de vez en cuando, a cambiar los tonos de pantalla a otros un poco más oscuros. No es que se notará mucho, pero si el cambio de tono se producía repetidamente mientras mirabas la pantalla era bastante molesto.

By https://pixabay.com/pl/users/ClkerFreeVectorImages-3736/ (original picture), modification: Mielon [CC0 or CC0], via Wikimedia Commons Llevé el monitor a la tienda pues me dijeron que lo mirarían y lo mandarían al servicio técnico del fabricante. Aunque no había forma de saber cuándo iba a pasar el cambio de tonos supuse que lo verían rápido porque a mí me pasaba con frecuencia. El monitor era de una marca alemana, Highscreen, así que mandaron el monitor a Alemania a su servicio técnico.

Me lo devolvieron un par de semanas después (más o menos). Me dijeron que en la tienda lo habían probado antes de enviarlo y no habían visto nada, pero que en el servicio técnico lo habían revisado.

A los pocos días el monitor estaba haciendo lo mismo. Traté de aguantar un poco, pero unas semanas después volví a quejarme y en la tienda se ofrecieron a enviárselo de nuevo al servicio técnico haciendo hincapié en que debían arreglarlo.

Otras dos semanas de viaje por Europa (el monitor, no yo). Cuando volvió a casa, adivina qué. A los pocos días estaba igual. En la tienda no daban crédito, y yo ya estaba arto de cargar con un monitor CRT de 15 pulgadas que tenía que llevar a la tienda pidiéndole el favor a mi madre para que me acercase en coche (yo aún no conducía, claro). Me quedé con él así, hasta que cambié de ordenador. En la tienda me aseguraron que no habían tenido queja de ningún otro cliente por ese motivo. Y la verdad es que era un tienda que vendía bastante. ¿De verdad solo pasaba en mi casa? ¿El resto de la gente no apreciaba el cambio de tonos en la pantalla porque no estaban mirando todo el rato y no veían el cambio de tonos? A saber.

Otra cosa curiosa me pasó con mi primera impresora de inyección de tinta. Fue la primera impresora que compré. La primera que usé era una impresora matricial que había tenido mi padre en una empresa suya. Hacia un ruido de miedo y como estaba pensada para usar papel continuo, de ese con agujeros a los dos lados, los folios (que por aquel entonces todavía no usábamos el estándar DIN) había que meterlos uno a uno y ajustar su posición inicial con una perilla de avance manual. Vamos, que la primera línea estaba “aproximadamente” en al misma posición en cada página. No recuerdo ni la marca ni el modelo, solo que me alegré de tener una impresora nueva cuando la pude cambiar.

Recuerdo que compré una impresora EPSON Stylus Color 640. La use durante un año más o menos. Alguien me dijo que se podían usar cartuchos de segunda marca, que eran mucho más baratos y que aunque los colores no eran exactamente iguales merecía la pena.

Compré un cartucho tricolor de segunda marca. Lo puse, y cerré la tapa. La impresora hizo un ruido como si la cadena de goma se hubiera salido del carril y acto seguido el carro de los cartuchos se estrelló contra el lateral derecho de la impresora como la Mars Climate contra Marte. Me pregunto si el cartucho nuevo venía en galones en lugar de en litros…

La primera impresión que realicé después de eso me sacó una mancha naranja que parecía la huella de un asesinato. Y allí falleció la impresora.

Yo sé que los cartuchos de segunda marca a veces dan problemas, ¿pero esto? Me compré una HP Deskjet 980 cxi que usé durante 16 años hasta que su "reumatismo" me obligó a cambiarla. Ésta sí que me salió buena.

Otro caso curioso me pasó cuando me compré un proyector de diapositivas. El típico cuadrado, que era el más barato. Lo compro, me lo llevo a casa, lo pruebo y resulta que cada vez que pasaba una diapo la pestaña que está delante de la lámpara se levanta y mueve la diapo proyectada. Era bastante incómodo porque no se visualizaba bien la imagen. Lógicamente, voy a la tienda y se lo explico al señor. Lo probamos y lo vé. Me dice que tiene más proyectores nuevos en la tienda porque ha pedido varios pues los vende de vez en cuando. Por precaución, probamos el nuevo proyector que me ofrece. Y vemos que pasa lo mismo.

Resulta que todos los proyectores que le habían enviado estaban igual. Me dijo que llevaba vendiendo proyectores un montón de años y nunca le había pasado nada similar. Bendita fortuna la mía :-)

Seguramente el peor de los casos que me han pasado fue el que viví con los monitores en torno al año 2002. Había comprado un monitor CRT Sony de 17 pulgadas. Como se ve en la foto que he encontrado de ese modelo, era grande como una tele, media mesa para él. Y pesaba bastante. Recuerdo que tenía 3 años de garantía. Pues con dos años y algo así como 7 días, le voy a encender y suena un “chang”. Y no se enciende. Nunca más.

Bueno, hablé con la tienda y me dijeron que no había problema, que se lo llevará y ellos lo enviaban al servicio técnico. Así lo hice. Aún recuerdo lo que pesaba y lo difícil que era transportarlo sin su caja original por lo que pesaba y lo grande que era.

A los pocos días me llaman de la tienda y me explican que lo habían embalado lo mejor posible para enviarlo, pero al parecer la empresa de mensajería lo había tratado como un balón de rugby, y se había rajado entero. En el servicio técnico no lo habían querido recibir y el transportista no se hacía cargo. Al de la tienda le costó casi un mes que SEUR le pagase una indemnización y le dieron una miseria.

Mientras tanto, fui buscando otro monitor. Ya habían aparecido los monitores TFT y su precio había empezado a ser asequible. Así que decidí liberar espacio en la mesa usando uno de ellos. Compré un monitor de Philips de 15’’ modelo 150S4, como el de la foto.

Que contento estaba, un monitor plano, cuanto espacio en la mesa y no pesaba nada. Me traje la caja debajo del brazo.

Lo puse en casa y empecé a usarlo. Una semana después… empezó a mostrar rayas horizontales con distorsión todo el rato. Sorprendido llamé a la tienda. Se lo llevé y lo mandaron al servicio técnico. Un par de días después me llamaron de la tienda diciendo que en cuanto le había contado el problema al servicio técnico les dijeron que lo reponían sin más preguntas, así que debía ser un fallo común en ese modelo. Unos días después me trajeron otro nuevo.

Por cierto, que cada vez que me quedaba sin monitor en la tienda me dejaban un CRT antiguo de 14’’ que parecía un osciloscopio gigante. Menudo rollo llevar y traer ese cacharro. Pero era de agradecer que no le dejasen a uno sin monitor, la verdad.

Puse el Philips nuevo. Y dos días después… ¡pasaba lo mismo!, esta vez con rayas verticales. Vuelta a llamar a la tienda. Ahora ya desesperado, pidiendo que me vendieran algo que funcionase. Llevaba como 2 meses danzando con monitores de casa a la tienda y viceversa y ya estaba cansado. Me dijeron que lo sentían, pero no podían hacer otra cosa que mandar este monitor también al servicio técnico.

Yo ya tenía puestas velitas a todos los santos, figuradamente. Cuando vino el tercer monitor me tiré varios meses con miedo a ver otra vez las dichosas rayas en la pantalla. Afortunadamente, éste ya no falló. Todavía lo tengo guardado para un caso de necesidad.

La última que me ha pasado fue hace unos días. Tengo una impresora HP que me dio alguien que se había comprado una nueva y ya no la quería. Se la di a otra persona. El otro día se gastó el cartucho de tinta negra. No suelo comprar en la tienda de informática que hay cerca de la casa de esta persona porque el señor que atiende no tiene mucha idea de algunas cosas. Una vez fui a pedir un cable de audio auxiliar de Jack 3.5 mm macho a macho, y menos mal que yo tenía claro lo que era porque le falto sacarme el collar de un perro y asegurarme que eso era lo que le estaba pidiendo. Entre otras cosas.

Así que miré los modelos de cartucho que valían y por no andar dando paseos fui a la tienda que estaba cerca. Total, es un cartucho de tinta. Hay tres modelos de cartuchos de tinta negra compatibles con esa impresora, cada uno con un volumen de tinta diferente.

En la tienda había tres opciones: el de menor volumen tanto original como compatible y un compatible de volumen intermedio. Como el más barato era el compatible de volumen intermedio (más tinta que el otro modelo) cogí ese.

Subo a la casa, lo pongo y al imprimir la página de prueba salen muchas líneas en blanco indicando que había unos cuantos inyectores obstruidos. Hago una limpieza de cabezales y sale la hoja de prueba igual. Hago otra limpieza y no se nota la diferencia. Me fijo en la caja y … ¡Oh no, me la ha vuelto a liar! El cartucho llevaba caducado la friolera de cinco años y medio

Encima la tienda ya estaba cerrada y tuve que esperar dos días hasta que pude volver. Cuando fui le comenté al señor con educación que no entendía como me podía haber vendido un cartucho que llevaba caducado más de un lustro y que estaba más seco que la mojama.

Sorprendido se disculpó, y me dijo que se lo habían servido unos días antes. Así que parece que no era culpa suya a fin de cuentas.

Viendo las opciones que tenía, y sin fiarme mucho de los cartuchos compatibles, decidí coger el cartucho que tenía menos tinta pero era original de HP para ir a por algo que funcionase seguro. Sí, sí, seguro…

Llego a casa, pongo el cartucho original de HP y la impresora, después de cerrar la tapa, sigue diciendo que ponga cartucho en el lado derecho. ¿Ein? Miré por todos lados, saqué el cartucho varias veces y nada. Busqué información en Internet y vi que podía ser que los conectores estuvieran sucios. Los limpié con cuidado y volví a probar. Nada. ¡El cartucho original estaba mal y no funcionaba!

Bajo a la tienda y le digo lo que me ha pasado. Incluso interrumpe el señor lo que le contaba a otra persona al verme en la tienda. Yo no iba enfadado, pero el señor se preocupó y creo que con razón. El problema es que me decía que debía ser la impresora. Sí hombre, o sea que reconoce el cartucho viejo, el que lleva más de un lustro caducado y éste que he probado ahora no, y lo que está mal es la impresora. Vaya tela.

Bueno, mira, me llevo el otro que tienes compatible y ya ese tiene que funcionar, demasiada casualidad sería sino. El hombre me dice que le avise con lo que pase porque incluso él está sorprendido.

Subo a casa, lo pongo en la impresora y… funciona perfectamente. Ya estabais temiendo lo peor, ¿eh? Tranquilos, yo también.

Funcionó bien. A la tercera va la vencida. Bendito refrán.

Bajé a la tienda y se lo dije, para su tranquilidad.

Y espero no tener que actualizar esta entrada.

¡Ale! Buenas noches

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Créditos de las imágenes tomadas del exterior: